Hay una leyenda urbana que afirma que el origen etimológico de la palabra alumno es ausente de luz (por lumen - luminis). Hubo, durante mi época de la universidad, verdaderos movimientos organizados para eliminar esta palabra del uso en las aulas.Lo cierto es que alumno viene de alumnus, que es derivado del verbo alere (alimentar, criar, nutrir o hacer crecer). No se me ocurre una forma tan maravillosa de describir la relación entre un alumno y un maestro. La preocupación de alimentar, criar y hacer crecer a su discípulo, con el cariño, el esfuerzo y el amor que eso implica.A mi yo adolescente se podrían haber referido como alumen (carente de luz). Porque otra cosa no, pero pardillo he sido un rato. Lo que también he sido es organizado, aunque nunca más de 3 días seguidos, tampoco nos vayamos a pasar.Las mejores épocas del año, durante mis días universitarios, eran los principios del cuatrimestre. No por las fiestas, que también, sino por la planificación del material escolar. Elaboraba un presupuesto e iba a la mejor papelería de la ciudad a comprar bolígrafos, subrayadores, grapadoras, post-its... y un sin fin de productos que terminaba sin utilizar dos semanas después.En fin, que no nos quiten la ilusión. Cuatri nuevo, bolis nuevos.
Dejando rastro
Dejando rastro
Dejando rastro
Hay una leyenda urbana que afirma que el origen etimológico de la palabra alumno es ausente de luz (por lumen - luminis). Hubo, durante mi época de la universidad, verdaderos movimientos organizados para eliminar esta palabra del uso en las aulas.Lo cierto es que alumno viene de alumnus, que es derivado del verbo alere (alimentar, criar, nutrir o hacer crecer). No se me ocurre una forma tan maravillosa de describir la relación entre un alumno y un maestro. La preocupación de alimentar, criar y hacer crecer a su discípulo, con el cariño, el esfuerzo y el amor que eso implica.A mi yo adolescente se podrían haber referido como alumen (carente de luz). Porque otra cosa no, pero pardillo he sido un rato. Lo que también he sido es organizado, aunque nunca más de 3 días seguidos, tampoco nos vayamos a pasar.Las mejores épocas del año, durante mis días universitarios, eran los principios del cuatrimestre. No por las fiestas, que también, sino por la planificación del material escolar. Elaboraba un presupuesto e iba a la mejor papelería de la ciudad a comprar bolígrafos, subrayadores, grapadoras, post-its... y un sin fin de productos que terminaba sin utilizar dos semanas después.En fin, que no nos quiten la ilusión. Cuatri nuevo, bolis nuevos.