Domingo de mayo en los 2000. Tengo 8 años. Esa mañana he tenido partido en el patio de cualquier colegio contra el equipo del pueblo vecino. Salgo de la ducha mientras mi padre me mete prisa.– Vaaaamos chaval, que ya son las 11. Tu madre nos está esperando y todavía tenemos que pasar por el kiosko. – dice mientras da palmas, con intención de meter prisa."Kiosko". Ha dicho la palabra mágica. La bombilla se ha encendido y me pongo la camiseta mientras piso el acelerador. Mi padre me mira alucinado. "Ojalá se vistiese tan rápido para ir al colegio". Salgo de casa con la pelota en las manos. Tengo aprendida la lección de que no se bota ni se chuta dentro de casa y no quiero quedarme sin parada en el kiosko.– Me das el Marca y 4 sobres de cromos de La Liga – me guiña un ojo.Yo, para mí: ¿¿Cuatro sobres?? ¡¡Si normalmente me compra 2!! Ya verás como me vuelve a tocar 'el Fernando Morán ese'.Llegamos a la plaza del pueblo que, además de ser el punto de encuentro para los adultos en el día del Señor, es el mayor centro neurálgico de tráfico de cromos de La Liga.– ¡¿Pero cómo te voy a cambiar a Guti por Quique Medina!? ¡Anda ya! – me dice un niño haciendo aspavientos, fruto de su indignación.– No pasa nada, te quedas sin completar el Getafe. – Le contesto con la voz suave y sin temblar, sabiendo que tengo la sartén por el mango.Los diplomáticos de Bruselas podrían tomar notas viendo a esos jóvenes muchachos negociando trueques.De repente, llega un nuevo niño. Camina relajado, forzadamente lento. Se aparta el pelo de la frente con chulería, sacudiendo su cabeza hacia atrás. Cuando se acerca da un lametón a su polo Drácula. Yo para mí: ¿Un polo? Pero si aún es mayo.Rápidamente giro la cabeza hacia la terraza del bar de mis padres para asegurarme. Así es, ya están en la acera los carteles de Frigo.
La España del Frigo
La España del Frigo
La España del Frigo
Domingo de mayo en los 2000. Tengo 8 años. Esa mañana he tenido partido en el patio de cualquier colegio contra el equipo del pueblo vecino. Salgo de la ducha mientras mi padre me mete prisa.– Vaaaamos chaval, que ya son las 11. Tu madre nos está esperando y todavía tenemos que pasar por el kiosko. – dice mientras da palmas, con intención de meter prisa."Kiosko". Ha dicho la palabra mágica. La bombilla se ha encendido y me pongo la camiseta mientras piso el acelerador. Mi padre me mira alucinado. "Ojalá se vistiese tan rápido para ir al colegio". Salgo de casa con la pelota en las manos. Tengo aprendida la lección de que no se bota ni se chuta dentro de casa y no quiero quedarme sin parada en el kiosko.– Me das el Marca y 4 sobres de cromos de La Liga – me guiña un ojo.Yo, para mí: ¿¿Cuatro sobres?? ¡¡Si normalmente me compra 2!! Ya verás como me vuelve a tocar 'el Fernando Morán ese'.Llegamos a la plaza del pueblo que, además de ser el punto de encuentro para los adultos en el día del Señor, es el mayor centro neurálgico de tráfico de cromos de La Liga.– ¡¿Pero cómo te voy a cambiar a Guti por Quique Medina!? ¡Anda ya! – me dice un niño haciendo aspavientos, fruto de su indignación.– No pasa nada, te quedas sin completar el Getafe. – Le contesto con la voz suave y sin temblar, sabiendo que tengo la sartén por el mango.Los diplomáticos de Bruselas podrían tomar notas viendo a esos jóvenes muchachos negociando trueques.De repente, llega un nuevo niño. Camina relajado, forzadamente lento. Se aparta el pelo de la frente con chulería, sacudiendo su cabeza hacia atrás. Cuando se acerca da un lametón a su polo Drácula. Yo para mí: ¿Un polo? Pero si aún es mayo.Rápidamente giro la cabeza hacia la terraza del bar de mis padres para asegurarme. Así es, ya están en la acera los carteles de Frigo.